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El derramamiento de sangre en los campamentos de Tinduf expone el apoyo de Argelia al terrorismo del Polisario.

En medio del creciente debate internacional sobre la designación del Frente Polisario como organización terrorista, están surgiendo señales de caos e inseguridad en los campamentos de Tinduf. Continuaron los enfrentamientos violentos entre grupos separatistas armados.

Las escenas que circulan en las redes sociales, que muestran en audio y vídeo intensos intercambios de disparos y sonidos de angustia de los civiles, son quizás la evidencia más clara de la magnitud de los peligros que corren los habitantes de los campamentos de Tinduf, que viven en suelo argelino desde hace cinco décadas.

A pesar de la gravedad de la situación, los medios de comunicación argelinos siguen guardando silencio mientras crecen los temores de que la situación pueda estallar aún más, sobre todo si no se produce una intervención eficaz para poner fin a los enfrentamientos. Esto aumenta los temores de que los campamentos puedan convertirse en focos de violencia armada y crimen organizado, y pone en primer plano los llamados de la comunidad internacional para que se designe al Frente como organización terrorista.

Según la información disponible, varios residentes han emitido llamadas de socorro, pidiendo a las familias y parientes que intervengan para rescatar a los atrapados en las zonas de conflicto. Esto ha provocado que grupos de personas se desplacen hacia los lugares de los enfrentamientos. Sin embargo, los temores de una escalada de violencia impidieron que estallaran movimientos populares generalizados, y las respuestas se limitaron a pedidos de intervención de las «autoridades» del Polisario.

Por el contrario, datos recientes indican que las autoridades argelinas están evitando la intervención directa, considerando que el conflicto entre grupos separatistas armados es principalmente una lucha por el control de las redes de tráfico de drogas y armas, lo que complica aún más la situación humanitaria y de seguridad en los campamentos.

A pesar de las advertencias, la acción de represalia del Frente Polisario se retrasó, lo que exacerbó la violencia descrita como violenta. Informes consistentes confirman que esta desaceleración refleja el temor del Frente a una confrontación directa con las redes de tráfico de armas y drogas, en medio de acusaciones de colusión de algunos de sus líderes con estas bandas, que emplean elementos criminales con fines políticos y personales.

ley de la selva

Ramadan Masoud Al-Arabi, presidente de la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos, cree que el régimen que prevalece en los campamentos de Tinduf se ha convertido recientemente en un «régimen de jungla», en el que el Estado de derecho está ausente y las instituciones han perdido su capacidad de mantener la seguridad y proteger a los civiles. Añadió que «este caos creciente refleja la incapacidad de la actual dirección del Frente Polisario para controlar la situación interna o garantizar los derechos más básicos de los indefensos refugiados saharauis».

En una declaración al periódico electrónico Hespress, Massoud Al-Arabi confirmó que los campamentos se han convertido en un campo de batalla abierto para bandas armadas que luchan entre sí para controlar varios tipos de redes de contrabando, incluido el tráfico de drogas, armas y personas. Señaló que “estos enfrentamientos armados se producen en ausencia casi total de una intervención efectiva por parte de las autoridades separatistas del Polisario, que dicen proteger y representar a los refugiados, lo que ha provocado bajas entre civiles que no tienen nada que ver con estas actividades criminales”.

El mismo portavoz criticó el deterioro de la situación de seguridad, argumentando que el liderazgo corrupto del Frente Polisario había perdido su legitimidad ante la población del campamento después de no poder imponer el orden y proteger las vidas y las propiedades de los refugiados. Destacó que “la situación actual revela una peligrosa desintegración institucional que permite el florecimiento del crimen organizado y convierte a los campamentos en un caldo de cultivo para pandillas que operan bajo una frágil cobertura política”.

El miembro del Consejo Real Consultivo para los Asuntos del Sahara también responsabilizó plenamente al Estado argelino del deterioro de la situación humanitaria y de seguridad en los campamentos de Tinduf, subrayando que «Argelia, como país anfitrión, está obligada a brindar protección jurídica y humanitaria a los residentes indefensos de los campamentos». Señaló que «el fracaso del régimen argelino a la hora de intervenir eficazmente ha permitido que las bandas armadas aumenten su fuerza y ​​aumenten el sufrimiento de civiles inocentes».

Concluyó su declaración destacando la necesidad de que la comunidad internacional adopte medidas urgentes y pidiendo que se ponga fin al estado de caos, que supone una amenaza directa a la paz y la estabilidad en toda la región. Subrayó que “la continuación de esta situación amenaza con transformar los campamentos en focos de exportación de violencia, lo que exige medidas internacionales estrictas para proteger a los civiles y evitar más tensiones en la región”.

Caos en el campamento

Abdelouahab El Kain, presidente de Africa Watch y coordinador adjunto de la Alianza de ONG Saharauis, expresó su profundo pesar por los trágicos acontecimientos ocurridos en los campamentos de Tinduf durante los dos últimos días, subrayando que la continua delegación de poderes judiciales, legales y reglamentarios por parte del Estado argelino a las milicias del Polisario complica aún más la situación.

En declaraciones al periódico electrónico Hespress, el mismo activista de derechos humanos dijo que este mandato incluía la gestión de los asuntos humanitarios, alimentarios y de seguridad de aproximadamente 80.000 saharauis, lo que impactaba negativamente los derechos económicos, sociales y culturales dentro de los campamentos.

Respecto al peligro de que las autoridades argelinas transfieran sus poderes a una organización armada, Al-Kain explicó que la política argelina se basa en un enfoque basado en las pandillas, lo que ha dado lugar a una serie de graves violaciones contra civiles saharauis, tanto por parte de los dirigentes del Frente Polisario como a través de la intervención de personal militar y de seguridad argelino. Añadió que «la coalición de ONG saharauis ha advertido reiteradamente de la gravedad de estas violaciones, pero las autoridades argelinas siguen haciendo oídos sordos al sufrimiento de la población».

El portavoz también señaló que el deterioro de la situación era resultado directo del incumplimiento por parte del gobierno argelino de sus obligaciones internacionales, en particular las relacionadas con los acuerdos relativos a los derechos humanos y el estatuto de los refugiados. También señaló que «la corrupción rampante en la cúpula del Polisario y el carácter pandillero de sus prácticas administrativas y de seguridad son similares a la estrategia de grupos terroristas con tendencias extremistas violentas, lo que agrava aún más la fragilidad y complejidad de la situación».

Subrayó que los recientes acontecimientos, incluidos intensos tiroteos y la detención de familias por bandas de narcotraficantes, no se podrán contener con intervenciones del Frente Polisario o de las autoridades argelinas, sino que requieren una intervención seria de la comunidad internacional. Hizo un llamado a «la urgente necesidad de desmantelar los campamentos y encontrar una solución política justa a la cuestión del Sáhara basada en la propuesta de autonomía como base sólida para las negociaciones, protegiendo a los miles de detenidos que han sufrido durante más de cinco décadas».

Al-Kain continuó su declaración a Hespress enfatizando la importancia de la acción de la ONU para descubrir los hechos dentro de los campos, asegurar la protección de los derechos y libertades y exigir cuentas a los responsables de las violaciones. Pidió «el desarme de los campamentos de armas dispersos, que se han convertido en una bomba de tiempo que amenaza la seguridad regional», y advirtió de la continua colusión de los dirigentes del Polisario con redes internacionales de contrabando, personal de seguridad argelino y otras partes que permanecen desconocidas.

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