
En un acontecimiento notable que tiene profundas implicaciones estratégicas, están empezando a surgir fuertes indicios de un cambio gradual en la posición de Mauritania sobre la cuestión del Sáhara , en particular en sus relaciones con el separatista Frente Polisario. Esto ocurre en un momento en que la región del Magreb está siendo testigo de una reconfiguración del equilibrio de poder debido a la aceleración de los cambios regionales e internacionales.
Este cambio se hizo evidente con la destacada visita del presidente mauritano, Mohamed Ould Cheikh El Ghazouani, a la capital marroquí, Rabat, a finales del año pasado. Esta visita dio lugar a la firma de una serie de acuerdos estratégicos entre ambos países, que abarcan una amplia gama de áreas, lo que refleja una tendencia creciente hacia el fortalecimiento de la asociación bilateral con Marruecos.
Tras esta visita, se constató una notable ausencia de visitas oficiales de los dirigentes del Frente Polisario a Nouakchott, un precedente que llamó la atención de los observadores regionales y fue visto como una clara indicación del enfriamiento de las relaciones entre las dos partes. La prensa mauritana, incluida Anbaa Info, reveló que el gobierno mauritano no ha recibido a ningún alto funcionario del Frente desde entonces, un hallazgo ampliamente interpretado como el comienzo de una revisión silenciosa de la posición tradicional de «neutralidad positiva» de Mauritania.
Estos acontecimientos se producen en medio de una compleja situación interna y regional que enfrenta el Frente Polisario, que enfrenta un creciente aislamiento en el escenario internacional. El apoyo diplomático ha disminuido, sobre todo desde algunas capitales occidentales, mientras que ha crecido el respaldo a la iniciativa marroquí de autonomía como solución realista y creíble al conflicto. Esta posición ha sido adoptada por potencias influyentes como Estados Unidos , Francia y España.
Por el contrario, Mauritania, que ha mantenido durante mucho tiempo una relación equilibrada con todas las partes en el conflicto, parece estar reevaluando su posición sobre esta cuestión, impulsada por consideraciones relacionadas con la seguridad nacional y la protección de sus fronteras del norte. Esto es particularmente cierto con la escalada de informes de actividades sospechosas e ilegales en la zona de amortiguación, además de las amenazas a la seguridad que enfrenta la región del Sahel y el Sahara debido al crecimiento de grupos extremistas y el tráfico de personas.
Es probable que Nuakchot adopte este nuevo enfoque con cautela diplomática, manteniendo si bien los canales de comunicación tradicionales, pero dentro de un marco que tenga en cuenta sus propios intereses y su estabilidad interna. Este cambio representa uno de los indicadores más destacados del reposicionamiento político en la región del Magreb, que podría tener implicaciones decisivas para el curso del conflicto regional sobre el Sahara en el futur